Queridos catequistas los saludamos con cariño en este mes
del Sagrado Corazón, deseando que puedan descubrir su amor manifestado de
distintas maneras, desde un bello amanecer, sentirnos vivos, la salud, la
sonrisa de los niños, y también porque no descubrirlo en las dificultades con
las que nos encontramos, mismas que nos hacen volver nuestro corazón al
suyo repitiendo la jaculatoria tan
sabida por todos “Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío”.
CATEQUESIS
POR EDADES
Hoy vamos a tratar el tema de la catequesis por edades.Por muchos años en la Iglesia se habló
solamente de la catequesis para niños, tanto que olvidamos que la catequesis
nació para los adultos y terminamos identificando la palabra “catequesis”, con la niñez.
Desafortunadamente muchos de los que en la actualidad
somos adultos contamos solamente con lo que recibimos en la catequesis infantil
sin preocuparnos de alimentar la fe, esto trae graves consecuencias en la vida
diaria del adulto, debido a que esta formación y esta fe infantil no responde a
los problemas con los que nos enfrentamos en la actualidad, de esta ignorancia
religiosa han surgido variedad de manifestaciones inadecuadas de la fe, algunas
que contradicen abiertamente la fe que
recibimos y que nos llevan a ofender seriamente a Dios.
El Directorio General para la Catequesis de 1997 nos
recuerda que la catequesis no es exclusiva de la etapa de la niñez, y nos habla
de la catequesis diversificada, es decir; según las necesidades y capacidades
de las personas, así por ejemplo habla de la catequesis por edades, abarcando
todo el arco de la vida de la persona: la niñez, adolescencia, juventud,
adultez y ancianidad.
Haciendo alusión a la catequesis de adultos el Directorio nos dice: “la transmisión del
mensaje de la fe a los adultos ha de tener muy en cuenta las experiencias
vividas, los condicionamientos y los desafíos que tales adultos encuentran, así
como sus múltiples interrogantes y
necesidades respecto a la fe. (DGC 172)
La
catequesis de la infancia y de la niñez, el directorio nos dice:
“El niño hijo de Dios por el bautismo, es considerado por Cristo miembro privilegiado del Reino de Dios. Por lo que
debemos tratarlo con respeto y ayudarlo
en su crecimiento humano y espiritual…quienes les han dado la vida,
enriqueciéndola con el Don del bautismo, tienen el deber de seguir
alimentándola continuamente. (DGC 177) Y
habla de la necesidad de que la catequesis de niños se imparta a través de un
proceso para acompañar al niño, buscando su pleno desarrollo en todos los
aspectos de su vida. (Cfr. DGC178)
Con
respecto a la catequesis para jóvenes nos dice: Se ha de observar
que la crisis espiritual y cultural, que está afectando al mundo, tiene en las
generaciones jóvenes sus primeras víctimas. También es verdad que el esfuerzo por construir una sociedad
mejor encuentra en los jóvenes sus mejores esperanzas. Esto debe estimular cada
vez más a la Iglesia a realizar con
decisión y creatividad el anuncio del
Evangelio en el mundo juvenil.
Nos plantea retos entre ellos uno que es frecuente en
nuestra Iglesia particular; “Con frecuencia los catequizandos de esta edad, al
recibir el sacramento de la confirmación, concluyen también el procesos de
iniciación sacramental, pero a la vez tiene lugar su alejamiento casi
total de la práctica de la fe.(Cfr. DGC181)
y nos pide buscar a los retos soluciones pastorales para el bien de esta parte
del pueblo de Dios.
Catequesis
de los ancianos. Las personas de esta edad a veces
consideradas por la sociedad como objetos pasivos, más o menos molestos, es
necesario verlos a la luz de la fe, como
un don de Dios a la Iglesia y a la sociedad, a las que hay que dedicarles
también el cuidado de una catequesis adecuada. (DGC 186).
Como podemos ver tenemos que superar la mentalidad tan
arraigada en nosotros de relacionar catequesis con la etapa de la niñez, la
catequesis es para todos los cristianos en todas las edades y circunstancias de
la vida.
Para que nuestra mirada se extienda a amplios horizontes es importante la formación
de todo el pueblo de Dios, misma que
corresponde a todos los catequistas, pero como “dar lo que no se tiene”
de ahí la importancia de mantenernos nosotros en continua formación
aprovechando todos los espacios que se nos brindan en la Diócesis y en la
parroquia, solamente así podremos responder a la vocación que hemos recibido de
Dios. El confía en ti y en mí, pongámonos en camino.
Que Dios los bendiga, nos leemos en la próxima edición de
REDES continuando con la catequesis diversificada, recordándoles que estos solo
son breves extractos, para que se interesen en leer el Directorio General para
la Catequesis (descargarlo aquí en pdf), manual de cabecera de todos los catequistas.
Atte: Equipo DIDIPAC-Cya