Queridas Catequistas estamos iniciando el tiempo ordinario después de haber vivido los grandes misterios de nuestra fe, culminando con la fiesta del Espíritu Santo. Misterios que nos impulsan en nuestra vida y nos recuerdan la grave responsabilidad de ser testigos de nuestro Señor Jesucristo, llevando su mensaje de salvación a todos nuestros hermanos.
Esta misión nos obliga a ponernos en camino, no se entiende que a alguien se le ha encomendado una tarea se quede quieto y sin movimiento, esta misión requiere de nosotros el movimiento de la fe.
Nos dice el Papa Francisco que “No hay nada más opuesto al Espíritu que instalarse, encerrarse cuando esto sucede la Iglesia se cierra, el corazón se repliega y el miedo y el mal espíritu “avinagran” la Buena Noticia, cuando el Crisma de la fe con que hemos sido ungidos en nuestro bautismo y confirmación se reseca o se pone rancio, el evangelizador ya no contagia sino que ha perdido su fragancia, constituyéndose muchas veces en causa de escándalo y de alejamiento para muchos.
Nosotros estamos llamados a ejemplo de la Virgen María a salir de sí mismos, de nuestros propios intereses. La virgen en la visitación nos enseña otra actitud que debemos imitar y encarnar: la cercanía. Ella literalmente se puso en camino para acortar distancias. No se quedó en la noticia de que su parienta Isabel estaba embarazada. Supo escuchar con el corazón y por eso conmoverse con ese misterio de su vida. La cercanía de María hacia su prima implicó un desinstalarse, no quedarse centrada en ella sino todo lo contrario.
El Sí de Nazareth propio de toda actitud de fe, se transformó en un sí que se correspondió con su actuar… Y la que por obra del Espíritu Santo fue constituida madre del Hijo, movida por ese Espíritu se transformó en servidora de todos por amor a su Hijo. Una fe fecunda capaz de incomodarse para encarnar la pedagogía de Dios que sabe hacer de la cercanía su identidad, su nombre, su misión.
El Dios de Jesús se revela como un Dios cercano y amigo del hombre. El estilo de Jesús se distingue por la cercanía cordial. Los cristianos aprendemos ese estilo en el encuentro personal con Jesucristo vivo, encuentro que ha de ser permanente empeño de todo discípulo misionero. Desbordante de gozo por ese encuentro el discípulo busca acercarse a todos para compartir su alegría. La misión es relación y por eso se despliega a través de la cercanía, de la creación de vínculos personales sostenidos en tiempo. El amigo de Jesús se hace cercano a todos, sale al encuentro generando relaciones interpersonales que susciten, despierten y enciendan el interés por la verdad. De la amistad con Jesucristo surge un nuevo modo de relación con el prójimo a quien se ve siempre como hermano”.
Enseguida en este mismo sentido de hacernos cercanos con las personas a las que nos dirigimos el Papa nos pide: “No vean reducido su campo evangelizador a los catequizandos. Ustedes son privilegiados para contagiar la alegría y la belleza de la fe a las familias”.
Miren una y mil veces a la Virgen María. Que ella interceda ante su hijo para que les conceda el gesto y la palabra oportuna, que les permita hacer de la catequesis una Buena Noticia para todos, teniendo siempre presente que “la Iglesia crece, no por proselitismo, sino por atracción.”
Los saludamos a todos y los animamos a continuar con nuestra tarea dentro de la Iglesia que peregrina en Celaya.
Equipo DIDIPAC