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jueves, 25 de diciembre de 2014

CATEQUISTAS EN CAMINO, CATEQUISTAS ENTUSIASTAS.

Muy queridos catequistas: En este ambiente de fiestas y alegría de la Navidad, reciban todos, un cordial saludo y sinceras felicitaciones. 

De la mano de nuestro Padre Dios, en este año que culmina, les invitamos a mirar con un corazón lleno de agradecimiento por todo cuanto pudimos realizar en nuestras comunidades y parroquias desde la noble tarea de la catequesis; elevamos a Él, una acción de gracias porque  nunca nos abandona y por tantos logros que juntos pudimos palpar y saborear en nuestra misión de catequistas. 

Ponemos en sus manos aquellas dificultades que quizá nos robó la paz e hizo que en ciertos momentos del camino nos desanimaran, pero que en medio de todo ello “¡No nos dejamos robar la alegría evangelizadora!”, porque hoy más que nunca estamos fuertes y nuestra confianza está puesta en Aquel que sabemos nos ama y camina siempre a nuestro lado. 


Con esta motivación, iniciemos un nuevo año reflexionando en las palabras del Papa, que en su tiempo de Arzobispo, dirigía a los catequistas de su Arquidiócesis de Buenos Aires, Argentina, y que nos invitan hoy a ponernos en camino con un corazón lleno de entusiasmo. 

“Siempre nos hace bien volver nuestra mirada a la Virgen. Más a quienes, de una u otra manera, se nos confía la tarea de acompañar la vida de muchos hermanos, y así juntos, poder decirle sí a la invitación de creer.

La catequesis se vería seriamente comprometida si la experiencia de la fe nos dejara encerrados y anclados en nuestro mundo intimista o en las estructuras y espacios que con los años hemos ido creando. Creer en el Señor es ponernos en camino, desinstalarnos... No hay que olvidar que la primera iniciación cristiana que se dio en el tiempo y en la historia culminó en misión... que tuvo las características de visitación. Con toda claridad nos dice el relato de Lucas: María se puso en camino con rapidez y llena del Espíritu (Lc. 1, 39).  La Virgen María en la visitación nos enseña otra actitud que debemos imitar y encarnar: la cercanía.

Ella literalmente se puso en camino para acortar distancias. No se quedó en la noticia de que su parienta Isabel estaba embarazada. Supo escuchar con el corazón y por eso conmoverse con ese misterio de vida. La cercanía de María hacia su prima implicó un desinstalarse, no quedarse centrada en ella, sino todo lo contrario. El sí de Nazaret, propio de toda actitud de fe, se transformó en un sí que se correspondió en su actuar… Y la que por obra del Espíritu Santo fue constituida Madre del Hijo, movida por ese mismo Espíritu se transformó en servidora de todos por amor a su Hijo”. 

En esta actitud de ponerse en camino para salir al encuentro de los demás y ponerse a su servicio a ejemplo de María, el entusiasmo es también vital en nuestro servicio en la catequesis. No olvidemos tomar siempre esta actitud en nuestra pastoral ni en nuestro trato con los demás, pues sólo de esa manera podemos contagiar a otros, el gozo de ser portadores de la Buena Noticia de Dios.

“La palabra entusiasmo (ενθουσιασμός) tiene su raíz en el griego “en-theos”, es decir: “que lleva un dios adentro.” Este término indica que, cuando nos dejamos llevar por el entusiasmo, una inspiración divina entra en nosotros y se sirve de nuestra persona para manifestarse. 

El entusiasmo es la experiencia de un “Dios activo dentro de mí” para ser guiado por su fuerza y sabiduría. Implica también la exaltación del ánimo por algo que causa interés, alegría y admiración, provocado por una fuerte motivación interior. Se expresa como apasionamiento, fervor, audacia y empeño. Se opone al desaliento, al desinterés, a la apatía, a la frialdad y a la desilusión.

El entusiasmo, el fervor al cual nos llama el Señor, bien sabemos que no puede ser el resultado de un movimiento de voluntad o un simple cambio de ánimo. Es gracia... renovación interior, transformación profunda que se fundamenta y apoya en una Presencia, que un día nos llamó a seguirlo y que hoy, una vez más, se hace camino con nosotros, para transformar nuestros miedos en ardor, nuestra tristeza en alegría, nuestros encierros en nuevas visitaciones”.

Que este nuevo año sea una oportunidad para renovar nuestra entrega, nuestro servicio y nuestro entusiasmo en nuestra misión como catequistas. 

Aprovechamos este espacio para agradecer de todo corazón, a cada uno de ustedes catequistas, por su entrega y servicio gratuito en la tarea de nuestra Diócesis, en su misión específica de acompañar y catequizar a los niños en su iniciación cristiana y a los adultos que se les han confiado.
Fuente: Catolic.net
Card. Jorge Mario Bergoglio
Arzobispo de Buenos Aires
Buenos Aires, 21 de Agosto de 2012

El equipo de la Dimensión Diocesana de Catequesis, les desea un año lleno de paz y alegría y que el Dios del amor derrame abundantes bendiciones en sus corazones y en sus familias.

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