La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (cf. Jn 14,23).
Vivir una Cuaresma con esperanza
significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que
Dios “hace nuevas todas las cosas” (cf. Ap 21,16).
Vivir una Cuaresma de caridad quiere decir cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de COVID19.