Muy feliz inicio de año 2016 para cada uno de los lectores.
Estamos comenzando un nuevo ciclo, en el que nos acompaña la esperanza, los deseos de algo diferente, de cambiar.
En esta sintonía con el nuevo año y los anhelos de cambio, les proponemos la siguiente reflexión,ha sido tomada del libro “Repensar la catequesis”, del autor Alvaro Ginel, sacerdote salesiano. En relación a la hermosa tarea de la catequesis, y aquello en lo que podemos hacer el cambio.
“El terreno de la catequesis es un verificador extraordinario de la vida eclesial, tanto en la vertiente de conversión como de gobierno.
Es posible llegar a un consenso en los síntomas que se aprecian en la realidad de la acción pastoral y de la catequesis.
El nudo crucial radica en la propuesta de novedad o, dicho de otra forma, en asumir el riesgo de abandonar aquello que nos produce desasosiego a correr el riesgo de lo desconocido. Se trata de algo muy complejo donde se concentran diversos elementos: inseguridad, obediencia, capacidad de iniciativa en el seno de la comunidad, formación recibida, miedo al riesgo, etc.
Con inmensa comprensión y con gran delicadeza, hay que aceptar que las personas responsables de las comunidades cristianas vivan internamente una situación de crisis o de nostalgia de la Iglesia de cristiandad de sus primeros años o de la Iglesia de cristiandad que sueñan para un futuro próximo. Todo esto se percibe cuando la gente hace preguntas para pedir orientaciones sobre qué hacer. Las respuestas que les “descolocan” de la posición que tienen, las entienden, pero les da la impresión de que son “propuestas imposibles”. A la vez, se quiere lo nuevo en lo viejo o sin salir de lo viejo.
En otras ocasiones suelen decir: “Dinos experiencias que se estén haciendo. Dinos que es posible lo nuevo porque alguien lo está realizando ya”. Ser los primeros en hacer algo causa un cierto desconcierto interno muy comprensible. Imaginar el futuro sin referencias previas de lo que otros realizan, paraliza más que dinamiza.
Por otra parte, se está pidiendo una lógica de resultados de “lo nuevo” pensando y sin salirse de las categorías previas donde ahora se está. De esta manera, la persona se sitúa en una lógica que podíamos describir así: valora lo nuevo desde posiciones de lo que hay que dejar.
Internamente para muchos, responsables de comunidades, párrocos y encargados de catequesis, este momento eclesial y catequético es difícil.
Cambiar se convierte así en una tarea más espiritual o de conversión que de gobierno o de técnica. Es posible que algunos la afronten como un hecho más, un cambio de modelo de actuación sin más. No obstante, el cambio exigirá una espiritualidad de conversión y éxodo en los encargados de realizar la novedad que la catequesis exige”.
Repensemos la catequesis y la pastoral, desde una espiritualidad de conversión, desde el aporte que cada uno necesitamos dar. Haciendo de este tiempo, un tiempo de Encuentro, un tiempo de Bendición.
Equipo DIDIPAC.